sábado, 28 de enero de 2017

Bloqueo de Leningrado.


El 27 de enero en la Federación de Rusia se conmemora una fecha memorable: el Día del Levantamiento del Sitio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial.

Setenta y tres años atrás las tropas soviéticas liberaron la ciudad del Neva del asedio nazi, que duró casi novecientos días.

Hoy (26 de enero) en San Petersburgo arrancó el maratón “El Camino de la Vida”, mientras que en el complejo conmemorativo “Estruendo de enero” se llevó a cabo la reconstrucción histórico-militar “La franja de la ruptura”.
Ochocientos sesenta y dos días los habitantes sitiados, superando el hambre, el frío y los bombardeos, defendieron heroicamente su ciudad natal. La ocupación nazi comenzó el 8 de septiembre de 1941, mientras que la liberación total tuvo lugar el 27 de enero de 1944. Leningrado es un ejemplo de sorprendente valor y firmeza del ejército y de la población civil. No se trata solo de una de las páginas más trágicas de la historia de la Segunda Guerra Mundial, sino también de un hecho de relevancia mundial, asegura el académico de la Academia de Ciencias Militares, Yuri Rubtsov:
—No solo los historiadores de Rusia, sino también los de EEUU y otros países destacan la exclusividad de la hazaña, tanto de los civiles de la ciudad del Neva como del ejército. Es que la defensa se desarrollaba en las condiciones más adversas: asedio completo, hambre, frío, horrendas condiciones sanitarias. Todo esto y muchas cosas más obligan a percibir la batalla por Leningrado como un suceso que dejó una huella profunda y memorable en la historia de la guerra.
La heroica defensa de Leningrado también desempeñó un importante papel en otras batallas clave de aquellos años y asimismo influyó en desenlace de la conflagración, prosigue el historiador:
—No solo el propio hecho del levantamiento total, en enero de 1944, sino también todas las etapas de la defensa de la ciudad introdujeron, sin duda, cambios en los planes estratégicos de las partes beligerantes y en el espíritu de los soldados rusos tanto en el frente como en la retaguardia. El propio hecho de que la ciudad resistió, después de casi novecientos días de sitio, al principio total y durante el último año parcial, ejerció una acción desmoralizadora en los soldados alemanes y fineses. Es que los alemanes, cuando se acercaron a Leningrado en septiembre de 1941, estaban seguros de que ocuparían la ciudad al cabo de uno o dos meses.
De año en año cada vez quedan menos supervivientes a la ocupación. Zinaida Shevkunenko tenía siete años cuando comenzó la guerra. Pasó un año y medio en la ciudad sitiada. Entonces era una alumna de primer grado que entendía el horror de lo que ocurría. Era terrible, hacía frío y tenía hambre, comparte sus impresiones Zinaida Shevkunenko:
—Cuando bombardearon los depósitos de Babaiev en agosto de 1941 se recortó la ración. A los niños les daban ciento veinticinco gramos de pan y con la tarjeta de trabajo daban doscientos veinticinco. Comúnmente bombardeaban de noche, pero en nuestra casa había un refugio antiaéreo. Nosotros bajábamos al refugio, nos sentábamos y hasta dormíamos sentados. Más tarde empezaron a ametrallar la ciudad. Nuestra casa no fue bombardeada ni ametrallada, pero otros edificios quedaron muy dañados. Al principio estábamos vivos yo, mi hermana, mi hermano y mamá. Mi hermano mayor estaba en el frente. Luego murieron mi hermano y mi hermana, y con mamá viví largo tiempo. Después mamá cayó en cama. Y cuando quedé sola me sacaron de la ciudad por el “Camino de la vida” y me alojaron en un orfanato.
Y Lidia Jómich, también vecina de la ciudad sitiada, a pesar de su corta edad, permaneció hasta el fin en Leningrado sitiado y como podía ayudaba a los ciudadanos a sobrevivir e. Estudiaba en una escuela de música y a través del arte procuraba elevar el espíritu combativo de los soldados y habitantes. Así lo cuenta:

—Se formaron brigadas especiales integradas por violinistas, violonchelistas, pianistas, recitadores. Por ejemplo, los niños recitaban poesías, los vocalistas cantaban. Nos llevaban a fábricas, hospitales. En los hospitales al principio actuábamos en la sala de actos, allí donde se reunían los combatientes heridos que caminaban. Pero a menudo dábamos conciertos en las salas donde estaban los heridos que no podían levantarse de las camas. Llevaban el piano a otra sala y allí ofrecíamos otro concierto. Los días más memorables para mí fueron los de la ruptura y el levantamiento del sitio. Entonces la profesora de nuestra clase de música organizó un concierto que dedicó a la Victoria del Ejército Soviético en el Frente de Leningrado. El concierto tuvo lugar el 28 de enero de 1944 y hasta ahora lo recuerdan todos los que aún viven.

En homenaje al 70 aniversario del sitio en San Petersburgo se inauguró una exposición dedicada a los sucesos de aquellos días. Desde el 20 de enero se realiza la acción “La Cinta de la Victoria de Leningrado”. Una cinta de moaré de colores oliva y verde se adjuntaba a las medallas “Por la defensa de Leningrado”, con que se galardonaba a los defensores militares y civiles de la ciudad. Algunos distritos de la ciudad también se convirtieron en “La Calle de la Vida”: en ellas se instalaron provisionalmente abrojos para recordar a los actuales habitantes el aspecto que presentaba la ciudad en los años 1941-1944. En vísperas de los festejos en el Instituto Smolni, el gobernador de San Petersburgo, Gueorgui Poltávchenko, hizo entrega a veteranos de la Gran Guerra Patria y a personas galardonadas con el distintivo “Habitante de Leningrado sitiado” de los documentos que los hacían acreedores de nuevos apartamentos. Veintiséis veteranos y supervivientes del sitio recibieron los documentos de nuevos apartamentos.




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