sábado, 28 de enero de 2017

La vida y el hambre en el bloqueo de Leningrado


El bloqueo de Leningrado duró prácticamente novecientos días.

A causa de los bombardeos, los ataques de artillería, el frío, el hambre y el cansancio, murieron entre trescientas mil y millón y medio de personas, según diversas fuentes. Todo ello, sin contar los soldados que defendían la ciudad. Aquellos que sobrevivieron al bloqueo dicen que no hay estadísticas ni palabras que puedan expresar la vida en una ciudad sitiada.
El bloqueo de Leningrado comenzó el 8 de septiembre de 1941. Fue entonces que cayeron las primeras bombas sobre la ciudad. Al poco tiempo las alarmas aéreas se tornaron en habituales. Las alarmas se anunciaban por medio de sirenas manuales en los edificios y también por radio. Al no haber trasmisiones radiales por la noche, solo se transmitía el acompasado sonido de un metrónomo, lento en la normalidad, rápido durante los ataques. La tercera parte de los sobrevivientes de Leningrado puede decir que se salvó de milagro con tantas bombas y proyectiles, considera el pintor Ígor Suvórov, que contaba con tan solo nueve años de edad al comienzo del bloqueo:
–Era en primavera y solicitaron ayuda para limpiar el jardín. Al salir al patio noté que la parte inferior de la ventana estaba abierta y de ella constantemente provenía la noticia de la apertura del segundo frente. Me puse a oír, luego a quebrar el hielo y después, cuando me cansé me puse a mirar hacia arriba. Algo centelleó arriba y luego junto a mí, a unos veinte centímetros. Era un proyectil que penetró por la ventana del primer piso y provocó una colosal explosión, a mi me salvó de ser despedazado una pequeña pared. Pero yo estaba ensangrentado y gritaba: “Mamá, mamá”. Gritaba terriblemente, llegó gente y no podían hacer que callara, después simplemente me tranquilicé.
Bien pronto se acostumbraron los leningradenses al retumbar de los proyectiles. Muchos de ellos dejaron de ocultarse en los sótanos y refugios antiaéreos. Había quien temía ser sepultado bajo tierra, había otros que simplemente no tenían animos ni para protegerse.
Lo más terrible fue el invierno de 1941-1942, la gente extenuada caía moribunda en las calles, las autoridades urbanas no daban abasto para recoger miles de cuerpos inertes. En la oscuridad de la noche citadina se desplazaban bandadas de ratas que mordisqueaban a los muertos y atacaban a los vivos. Algunas personas se detenían en la calle a descansar y recuperar fuerzas, pero se desmayaban, helándose hasta morir, nos cuenta Larisa Goncharenko. Ella tenía diez años en 1941:
–Una vez íbamos por la calle Máximo Gorki: de la panadería sacaban los cadáveres de las personas congeladas y los montaban en un camión. Mi madre pensaba que yo enloquecería. Me asusté mucho y comencé a gritar por las noches, todo esto fue mi imaginación, tal era mi conmoción psicológica.
Ese invierno los obreros recibían solamente doscientos cincuenta gramos de pan al día; los funcionarios, los ancianos y los niños, menos todavía: ciento veinticinco gramos. Según los relatos de los sobrevivientes, el hambre prácticamente ocupaba y suplía todos los pensamientos. Los obreros de las fábricas trabajaban a la fuerza, atándose a sus tornos. Los niños que por inanición no tenían fuerzas para andar, pasaban meses sin levantarse de sus camas, en las que dibujaban comida: panes enteros, latas de conservas abiertas, frutas frescas. Como comida servía casi todo lo que estaba a mano, relata Vsévolod Petrov-Maslakov. Desde los primeros días del bloqueo él, con tan solo once años de edad, quedó solo en un apartamento vacío:
–Las ventanas estaban cubiertas con tablas y no se distinguía si era de día o de noche. Había un hornillo en la habitación con un tubo de algunos metros de largo hasta la ventana. El tubo se tupía, el humo no salía, yo andaba con la careta antigás. Vestido con toda mi ropa y con la careta antigás puesta, así, sobreviví. En nuestra propiedad alguna vez hubo una yegua. Hacía tiempo que la habían sacrificado, pero la piel quedó. La piel, recuerdo, era larga. Hubo que curtirla primero, y después cocerla en agua hirviendo. Yo cortaba pedacitos y los comía. También había dos cascos y me los cociné. Una vez vino a visitarme mi tío, yo estaba solo, cocinando un casco. El se sienta vestido, mira a la cazuela y pregunta: ¿Qué tienes ahí? Y le contesto: “Un casco de caballo”. Me dió mucho miedo de que se lo fuese a comer. El sacó el casco de la hervidura, un casco común y corriente: lo raspó con la uña, lo chupó, escupió y se fue. Y yo tenía mucho miedo de que se lo fuese a comer.
En la primavera la cosa mejoró ligeramente, recuerda Galina Kornílova, ella tenía quince años en 1941. Luego de enterrar a todos sus familiares se quedó sola:
–En mayo de 1942 estuve a punto de morir de hambre. Me dolía mucho el estómago y no podía comer nada. Si me llevaba un solo pedacito de pan a la boca, me entraban horribles dolores de estómago. En alguna parte de casa teníamos pimiento molido, me lo llevaba a la boca y el abrazador dolor de la boca, me aliviaba el dolor del estómago. Así que sin comer varios días me fui a la tienda para vender o cambiar mi intocado pan. En ese momento había una mujer vendiendo una col agria que hasta moho tenía, no sé de donde la sacaría. Pues, beber el jugo de esa col fue lo que me salvó.
La caída del bloqueo en enero de 1943 significó la salvación de la ciudad y todos sus habitantes. Las tropas soviéticas lograron recuperar una pequeña franja de tierra a lo largo de la orilla sur del lago Ládoga, por la que en un plazo mínimo se construyó una carretera y un ferrocarril. Ya en febrero de 1943 la gente en la ciudad comenzó a recibir un mínimo de cuatrocientos gramos de pan y a la ciudad llegaron los abastecimientos médicos.

Bloqueo de Leningrado.


El 27 de enero en la Federación de Rusia se conmemora una fecha memorable: el Día del Levantamiento del Sitio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial.

Setenta y tres años atrás las tropas soviéticas liberaron la ciudad del Neva del asedio nazi, que duró casi novecientos días.

Hoy (26 de enero) en San Petersburgo arrancó el maratón “El Camino de la Vida”, mientras que en el complejo conmemorativo “Estruendo de enero” se llevó a cabo la reconstrucción histórico-militar “La franja de la ruptura”.
Ochocientos sesenta y dos días los habitantes sitiados, superando el hambre, el frío y los bombardeos, defendieron heroicamente su ciudad natal. La ocupación nazi comenzó el 8 de septiembre de 1941, mientras que la liberación total tuvo lugar el 27 de enero de 1944. Leningrado es un ejemplo de sorprendente valor y firmeza del ejército y de la población civil. No se trata solo de una de las páginas más trágicas de la historia de la Segunda Guerra Mundial, sino también de un hecho de relevancia mundial, asegura el académico de la Academia de Ciencias Militares, Yuri Rubtsov:
—No solo los historiadores de Rusia, sino también los de EEUU y otros países destacan la exclusividad de la hazaña, tanto de los civiles de la ciudad del Neva como del ejército. Es que la defensa se desarrollaba en las condiciones más adversas: asedio completo, hambre, frío, horrendas condiciones sanitarias. Todo esto y muchas cosas más obligan a percibir la batalla por Leningrado como un suceso que dejó una huella profunda y memorable en la historia de la guerra.
La heroica defensa de Leningrado también desempeñó un importante papel en otras batallas clave de aquellos años y asimismo influyó en desenlace de la conflagración, prosigue el historiador:
—No solo el propio hecho del levantamiento total, en enero de 1944, sino también todas las etapas de la defensa de la ciudad introdujeron, sin duda, cambios en los planes estratégicos de las partes beligerantes y en el espíritu de los soldados rusos tanto en el frente como en la retaguardia. El propio hecho de que la ciudad resistió, después de casi novecientos días de sitio, al principio total y durante el último año parcial, ejerció una acción desmoralizadora en los soldados alemanes y fineses. Es que los alemanes, cuando se acercaron a Leningrado en septiembre de 1941, estaban seguros de que ocuparían la ciudad al cabo de uno o dos meses.
De año en año cada vez quedan menos supervivientes a la ocupación. Zinaida Shevkunenko tenía siete años cuando comenzó la guerra. Pasó un año y medio en la ciudad sitiada. Entonces era una alumna de primer grado que entendía el horror de lo que ocurría. Era terrible, hacía frío y tenía hambre, comparte sus impresiones Zinaida Shevkunenko:
—Cuando bombardearon los depósitos de Babaiev en agosto de 1941 se recortó la ración. A los niños les daban ciento veinticinco gramos de pan y con la tarjeta de trabajo daban doscientos veinticinco. Comúnmente bombardeaban de noche, pero en nuestra casa había un refugio antiaéreo. Nosotros bajábamos al refugio, nos sentábamos y hasta dormíamos sentados. Más tarde empezaron a ametrallar la ciudad. Nuestra casa no fue bombardeada ni ametrallada, pero otros edificios quedaron muy dañados. Al principio estábamos vivos yo, mi hermana, mi hermano y mamá. Mi hermano mayor estaba en el frente. Luego murieron mi hermano y mi hermana, y con mamá viví largo tiempo. Después mamá cayó en cama. Y cuando quedé sola me sacaron de la ciudad por el “Camino de la vida” y me alojaron en un orfanato.
Y Lidia Jómich, también vecina de la ciudad sitiada, a pesar de su corta edad, permaneció hasta el fin en Leningrado sitiado y como podía ayudaba a los ciudadanos a sobrevivir e. Estudiaba en una escuela de música y a través del arte procuraba elevar el espíritu combativo de los soldados y habitantes. Así lo cuenta:

—Se formaron brigadas especiales integradas por violinistas, violonchelistas, pianistas, recitadores. Por ejemplo, los niños recitaban poesías, los vocalistas cantaban. Nos llevaban a fábricas, hospitales. En los hospitales al principio actuábamos en la sala de actos, allí donde se reunían los combatientes heridos que caminaban. Pero a menudo dábamos conciertos en las salas donde estaban los heridos que no podían levantarse de las camas. Llevaban el piano a otra sala y allí ofrecíamos otro concierto. Los días más memorables para mí fueron los de la ruptura y el levantamiento del sitio. Entonces la profesora de nuestra clase de música organizó un concierto que dedicó a la Victoria del Ejército Soviético en el Frente de Leningrado. El concierto tuvo lugar el 28 de enero de 1944 y hasta ahora lo recuerdan todos los que aún viven.

En homenaje al 70 aniversario del sitio en San Petersburgo se inauguró una exposición dedicada a los sucesos de aquellos días. Desde el 20 de enero se realiza la acción “La Cinta de la Victoria de Leningrado”. Una cinta de moaré de colores oliva y verde se adjuntaba a las medallas “Por la defensa de Leningrado”, con que se galardonaba a los defensores militares y civiles de la ciudad. Algunos distritos de la ciudad también se convirtieron en “La Calle de la Vida”: en ellas se instalaron provisionalmente abrojos para recordar a los actuales habitantes el aspecto que presentaba la ciudad en los años 1941-1944. En vísperas de los festejos en el Instituto Smolni, el gobernador de San Petersburgo, Gueorgui Poltávchenko, hizo entrega a veteranos de la Gran Guerra Patria y a personas galardonadas con el distintivo “Habitante de Leningrado sitiado” de los documentos que los hacían acreedores de nuevos apartamentos. Veintiséis veteranos y supervivientes del sitio recibieron los documentos de nuevos apartamentos.




Nacionalistas ucranianos y Hitler.

Publican pruebas sobre colaboración de nacionalistas ucranianos con Hitler.


La Cancillería rusa publicó una serie de documentos del Comisariado Popular de Asuntos Exteriores de la URSS de los años 1942-1945 referentes a la actividad de los nacionalistas ucranianos durante la Segunda Guerra Mundial.

Los documentos publicados contienen testimonios de la colaboración de nacionalistas con los nazis alemanes como pruebas de su participación en las ejecuciones masivas de civiles.
Después de la desintegración de la URSS, las organizaciones nacionalistas resurgieron en Ucrania. El presidente Yutschenko, mediante decreto, otorgó el título del Héroe de Ucrania a los fundadores y líderes del Ejército Insurgente Ucraniano, Stepán Bandera y Román Shushkevich cuyos seguidores actuales participaron de modo activo en los disturbios ocurridos en la plaza Maidán, en Kiev.

Alemania y Japón en la II Guerra Mundial.



El 2 de septiembre de 1945 finalizó la Segunda Guerra Mundial. Aquel día, en la cubierta del "Missouri", acorazado norteamericano anclado en la rada del golfo de Tokio, Japón, el último aliado de la Alemania nazi, firmaba el acta de capitulación. Esta fecha se conmemora en Rusia como el Día de la Gloria Militar.

La Guerra Guerra Mundial estalló, según la cronología universalmente aceptada, el 1 de septiembre de 1939, cuando Alemania invadió Polonia. Pero, los historiadores chinos discrepan de ello. Y es que en 1931, Japón ocupó el noreste de China, denominado entonces Manchuria. Seis años más tarde iba a comenzar la guerra en gran escala, la que hacia 1939 se había cobrado ya la vida de veinte millones de militares y de civiles chinos. Los planes de los militares japoneses eran amplios, explica Anatoli Koshkin, experto de la Asociación rusa de Historiadores de la Segunda Guerra Mundial:
—En lo que respecta a Asia Oriental y del Pacífico, los japoneses plasmaron sus planes en 1941-1942. Entonces habían ocupado la mayor parte de China y alcanzado las costas de Australia, ocupando las islas Filipinas, Indonesia y todos los países del sudeste de Asia. La así denominada Gran Esfera de Coprosperidad de Asia Oriental, que existía en los planes de Japón, preveía la ocupación de una parte considerable de nuestro país. En particular, de Primorie, Transbaikal, la provincia de Amursk, Sajalín y la Kamchatka. Por un acuerdo con el mando germano, la línea divisoria entre las tropas de Alemania y de Japón, en caso de una victoria sobre la Unión Soviética, debía ser el meridiano de Omsk. Se trataba de dividir todo el mundo, fundamentalmente, entre Alemania y Japón.
En 1938-1939, el ejército nipón acometió varios intentos de invasión del Lejano Oriente soviético y de Mongolia. Los agresores fueron derrotados por el Ejército Rojo junto al lago Hasan, y más adelante, de conjunto con las tropas mongolas, junto al río Khalkhin-Gol. Aquellas derrotas paralizaron la expansión japonesa por el norte.
En los años de la Segunda Guerra Mundial, en la derrota de la máquina bélica nipona, en el teatro de operaciones del Pacífico, desempeñaron un papel protagonista las tropas y la flota de los aliados anglo-norteamericanos. Pero, la conflagración terminó allí donde había comenzado. En Manchuria, en agosto de 1945, después de una ofensiva pujante del Ejército Rojo fue derrotado el ejército de Kwantung, de un millón de hombres. Ya antes del término de los combates, el emperador de Japón, Hirohito, expresó palabras premonitorias: “Ahora, cuando en la guerra contra nosotros ha entrado la Unión Soviética, la continuación de la resistencia significa una amenaza a los cimientos de la existencia de nuestro imperio”. La victoria de los países de la coalición antihitleriana sobre la Alemania nazi y el Japón militarista determinó, en buena medida, el desarrollo de la humanidad de la posguerra, apunta Alexánder Chubarián, director del Instituto de Historia Universal:
—La victoria mostró que países que difieren entre sí ideológica y políticamente pueden, en situaciones extremas, ante la existencia de una amenaza común, ponerse de acuerdo. Esta es una lección para la lucha actual contra el extremismo. Es posible ponerse de acuerdo en una lucha conjunta.
El 2 de septiembre de 1945, en la ceremonia de la firma del acta de capitulación incondicional de Japón estaban presentes representantes de todos los países de la coalición antihitleriana. Cuando la tinta terminó de secarse en el documento, el general Douglas MacArthur, comandante en jefe supremo de los ejércitos aliados manifestó: “Y ahora oremos por la paz que acaba de ser restablecida, y porque Dios la guarde para siempre”.

viernes, 27 de enero de 2017

Algunas fotos del bloqueo.

Algunas fotografías de cómo se vivía el bloqueo de Leningrado











Bloqueo de Leningrado

Hace 73 años, el 27 de enero de 1944, las tropas soviéticas liberaron la ciudad héroe de Leningrado, ahora San Petersburgo, del bloqueo nazi.











via: sputnik

Las tropas soviéticas liberaron Auschwitz

Hoy, 27 de enero, se celebra el 72º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz por las tropas soviéticas.























El 27 de enero de 1945 se convirtió en un día simultáneamente feliz y terrible para los residentes del municipio polaco de Auschwitz. Los prisioneros del campo de exterminio construido en esta región por parte de las tropas nazis estaban preparándose para la muerte, pero, de repente, encontraron el camino de la libertad y el futuro.
Ese mismo día de hace más de siete décadas, los soldados soviéticos consiguieron destruir las puertas del campo y liberar a más de 7.500 prisioneros, extenuados y  abandonados por las tropas nazis. 



Atrocidades inimaginables

Ante los ojos de los soldados soviéticos se presentó una terrible imagen de 'la fábrica de la muerte', la cual es "imposible describir con palabras", según múltiples testimonios de los participantes de la liberación.

En el recinto del campo se encontraban dos casas de color rojo y blanco que causaban literalmente escalofríos. A partir del 20 de mayo de 1940, los nazis apilaron allí a los presos como al ganado con el fin de torturarlos y matarlos con gas. Dicho gas penetraba en los edificios a través de las chimeneas.

Al principio, los nazis desconocían qué volumen de gas era necesario para matar a una persona, de manera que lo hacían de forma progresiva. Dejaban entrar un poco hasta que se escucharan los gritos, después agregaban un poco más para oír los gemidos y, cuando echaban la dosis final, se acababa imponiendo el rumor del silencio.


Muchos judíos, polacos, rusos, gitanos, franceses, húngaros y personas de otras etnias y de todas las edades fueron trasladados allí por los nazis de todos los territorios de la Europa ocupada.
Muchos acudían voluntariamente, puesto que los soldados alemanes les aseguraban que se trataba de un mero caso de 'mudanza'. No obstante, al llegar los prisioneros se los privaba de sus pertenecías y eran colocados en filas para ser sometidos a una prueba de selección. 

A los niños y las mujeres débiles los obligaban en seguida a subir en camiones y los trasladaban para ser aniquilados como 'material inútil'. Algunos morían en las cámaras de gas, mientras que a otros les inyectaban fenol o los incineraban vivos en las hogueras.

Las personas feas, los gemelos y los enanos tenían menos suerte, porque a ellos los esperaba en su gabinete el 'ángel de la muerte', el doctor Josef Mengele, para realizar sus macabros experimentos, dirigidos a aumentar la natalidad y disminuir las desviaciones genéticas de la raza aria. 


Intento de ocultarlo todo

A finales de 1944, cuando los soldados nazis tuvieron conocimiento de que las tropas soviéticas estaban acercándose al campo, los germanos ordenaron evacuar a los prisioneros a territorio de Alemania. Aquellas personas que no podían andar fueron tiroteadas y golpeadas hasta la muerte. Además, los soldados germanos recibieron órdenes de destruir la mayor cantidad posible de documentación para ocultar la verdadera dimensión de sus atrocidades.

Al huir, los nazis dejaron atrás un reguero de centenares de cadáveres. En aquellos años, los cálculos más modestos decían que en el campo de exterminio de Auschwitz murieron aproximadamente dos millones de personas. Sin embargo, esta cifra fue elevada hasta los cuatro millones en el informe que fue desclasificado por el Servicio Federal de Rusia en 2010.



"Vimos unas mesas largas a lo largo de las cuales había gente sentada, por no decir esqueletos vivientes. Todos ellos estaban llenando lápices con grafito pulverulento sin prestarnos atención. Como supimos después, cada prisionero tenía que producir 1.000 lápices durante el turno. La cámara de gas aguardaba a quienes no lo conseguían", comentó el comandante soviético Anatoli Shapiro, citado por el periódico ruso Gazeta.

El macabro legado de la guerra

En la ciudad polaca de Oswiencim donde se erigió el campo de exterminio de Auschwitz, se fundó en 1947 un museo que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979. Se ha convertido en uno de los lugares más simbólicos de la tragedia del Holocausto.

Tras la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, cada 27 de enero se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. 




Mentiras sobre la ley de violencia doméstica.

Tras las polémicas publicaciones de los medios de comunicación occidentales, y la aparición sobre leyes, y artículos que se leian en las redes sociales hablando de la supuesta Ley de violencia doméstica y que nadie se molestó en buscar y traducir, tan sólo un medio salió en defensa de la verdad y lo publicó, a continuación se explica aquí:

Un proyecto de ley discutido en el seno del Parlamento ruso se ha convertido en tema candente para algunos medios. Si nos guiáramos por sus artículos, la situación en Rusia parecería ser realmente horrorosa.

Así, "el Parlamento ruso ha aprobado en primera lectura la despenalización de la violencia doméstica" (El País) en una ley que "recogerá el derecho a pegar dentro de la familia" (El Mundo) llegando hasta el punto de poder "arañar, morder, pegar, causar moretones, hacer lo que quiera a un hijo, hermano, padre, abuelo siempre y cuando solo suceda una vez al año" (un blog de 20Minutos).

Una vez más, pareciera que los rusos y sus políticos están tomando medidas realmente indignantes, buscando cómo arreglárselas para sacar fuera sus crueles y violentos instintos.

Dejémosle a consideración de los lectores la capacidad de los periodistas de interpretar y transmitir la información correctamente (más cuando se trata del idioma ruso). El caso es que de leer sus artículos, los parlamentarios rusos estarían muy sorprendidos por las medidas que están a punto de tomar.

Práctica global

Primero que todo deberíamos apuntar que la violencia familiar no debería tener lugar en el mundo civilizado, en ninguna de sus formas. Lamentablemente, este es un problema que aún no ha sido erradicado en la sociedad moderna y Rusia no es una excepción. Cada país intenta realizar en la práctica sus medidas para reducir al mínimo este fenómeno y que en general podrían resumirse en dos enfoques básicos.

El primero, el restrictivo, el más fácil de realizar para el Estado y, por lo tanto, el que domina en la mayoría de los países. Está dirigido a cortar el ciclo de violencia mediante la separación forzada de los individuos y un severo castigo al potencial agresor que sirva de ejemplo para los demás.

El segundo, conciliador, más que en castigar, está enfocado en tratar de preservar la familia y resolver las diferencias mediante un proceso de pacificación que usualmente viene acompañado de programas de asistencia familiar y tratamientos psicológicos obligatorios.

El primer método es más efectivo cuando se trata de estadísticas de violencia familiar, pero no toma en consideración la cantidad de familias destruidas, niños que han sido separados de sus padres y/o madres. Además, le abre paso a posibles acusaciones falsas hacia personas que en muchos casos ni siquiera están sujetos al principio de presunción de inocencia.

¿De qué trata el proyecto de ley ruso?

Antes que nada, sería bueno aclarar que, a diferencia de lo que muchos medios interpretaron (o quisieron interpretar), la conclusión de que "pegar a los hijos o la mujer será legal" (La Vanguardia, a modo de ejemplo) es simplemente un disparate. Este proyecto de ley no despenaliza la violencia, sea entre allegados o no.

Cualquier agresión física dirigida hacia otras personas que cause cualquier tipo de lesiones, ha sido, es y seguirá siendo considerada motivo suficiente para que se abra una causa penal con un castigo de hasta 2 años de prisión, indiferentemente de si es la primera vez que sucede o no. Eso no es tema de discusión en la sociedad rusa.

Lo que sí se busca es un equilibrio factible entre la protección de los más débiles y los derechos de las personas que hayan sido culpadas con falsas acusaciones. En la actualidad, para la apertura de un caso penal sería suficiente con una denuncia de algún conyugue, hijo, vecino o incluso algún anónimo. Esto abre paso al abuso: nada de inspecciones médicas o conclusiones de expertos, una denuncia y usted ya estaría siendo procesado en un caso penal con todas las limitaciones correspondientes.

"El inicio automático de un proceso penal es algo peligroso porque puede dar paso a una serie de medidas coercitivas, como la limitación de los derechos paternos o que los menores sean extraídos de sus familias sin fundamento real, además de crear situaciones de tensión, cuando los menores se comportan indebidamente y los padres tienen miedo de tomar medidas restrictivas", explica Elena Mizúlina, una de las fundadoras de esta iniciativa.

Los temas familiares siempre han sido muy delicados. Por una parte, todos los legisladores rusos concuerdan en la necesidad de combatir la violencia familiar. Por otra, intentan no caer en la situación de la que sufren otros países, cuando, aparentemente, el remedio ha sido peor que la enfermedad.

Principio de sanación de las relaciones, antes de su interrupción

El principio general por el que se rigen los creadores de esta iniciativa es simple: el Estado no debe favorecer la desintegración de las familias, sino encaminar a las personas a llevar unas relaciones más sanas. De esta manera la ley busca diferenciar entre una golpiza con intenciones o no de causar daños a la otra persona (que seguirá siendo un delito penal) y una actitud indebida en un momento de tensión familiar, como una bofetada.
"La guillotina no es el mejor remedio para los dolores de cabeza. Debemos elegir bien los métodos de tratamiento y no los métodos de amputación. En ese contexto necesitamos también mejorar las medidas de apoyo a la familia", explica la medida Anna Kuznetsova, la comisionada presidencial para los Derechos de los Niños.

De aprobarse este proyecto de ley, el infractor que realice por primera vez una agresión física leve (sin consecuencias para la salud) será castigado con una multa de hasta 40.000 rublos (unos 700 dólares), un arresto de 10 a 15 días o hasta 120 horas de trabajos sociales. En caso de repetirse, será procesado por la vía penal. Sea como sea…

"Un hombre que le levante la mano a una mujer, no es un hombre", comparte Serguéi Mirónov, líder de la fracción Rusia Justa en la Duma, que además apoyó esta iniciativa.

Y en esto último parecen concordar todos los diputados.

Vía: https://mundo.sputniknews.com/sociedad/201701171066274973-violencia-familiar-rusia/

viernes, 13 de enero de 2017

Nueva noticia falsa sobre Rusia, desde occidente.

Después de aquella noticia sobre el reality ruso que va a realizarse en la taiga siberiana en el próximo mes de julio, y a día de hoy, ningún medio occidental ha rectificado, sobre las mentiras vertidas acerca del concurso, en el que decían que se  permitía matar, mutilar y violar en el concurso (les dejo el link si no han leído la noticia "http://siemprerusos.blogspot.com.es/2016/12/no-puedo-dejar-pasar-una-noticia-que-he.html").

Seguimos con la intoxicación hacia Rusia , se publica una noticia donde se permite mentir, e intoxicar a la población, y una vez mas sin contrastar absolutamente nada. Se supone que el periodismo debe contrastar noticias "antes de", pero todo vale si es, "en contra de". El título es monstruoso, y la noticia en sí me deja sin palabras, y todo obedece a una frase sacada de contexto de una diputada que dijo que por un tortazo (que sería un falta en cualquier otra circunstancia judicial) no se puede meter más de dos años en la cárcel a una persona. De ahí, la prensa occidental dice que se "legaliza el derecho a pegar a una mujer una vez al año"...

Mi pregunta es ¿Hasta cuando van a seguir mintiendo? ¿Dónde están sus límites?

 Les dejo la captura de la noticia y debajo el link de la misma;



http://www.lainformacion.com/mundo/Rusia-aprobar-permite-mujeres-delito_0_989901460.html


miércoles, 11 de enero de 2017

Ascensores de película.

Aún, existen antiguos y llamativos ascensores en San Petersburgo.
Hasta la década de 1890 los ascensores eran un lujo disponible sólo para los palacios imperiales.
Se cree que el primer ascensor en San Petersburgo fue fundada en 1890.





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